Ahorrar

El sabio ahorra para el futuro,
pero el necio derrocha cuanto obtiene.

Años atrás, el carácter de una persona se juzgará por su habilidad para ahorrar y proteger un conjunto de valores, fueran éstos dinero, productos o preceptos morales. La gente entendía la sabiduría que encierran las palabras: “Queremos ahorrar para el futuro”.  Un centavo ahorrado era un centavo ganado.  La gente compraba cuando disponía del dinero y era insensato ser reconocidos como gastadores.  Ahorraban para las necesidades y se aseguraban que sobrara algo para los niños.

Podemos ser tacaños o despilfarradores.  Hay que buscar el centro.  Si se nos conoce como derrochadores, sin control alguno, siempre nos acosarán problemas mayores, porque tenemos que aprender a presupuestar. Y aunque somos consumidores, también tenemos que ser productores para lograr un desarrollo equitativo.

La publicidad actúa e insiste.  Todo es: quiero, quiero, quiero, quiero, o hace algo para crear una necesidad donde no existe.  La publicidad manipuladora tiene como uno de sus caballitos de batalla el adjetivo: nuevo, y todos sus sinónimos.  “Esto es lo último y usted hará parte del nuevo estilo”. Aunque algo de esto no está mal, porque significa progreso. No hay que desechar totalmente la publicidad.

Quienes no administran bien sus ingresos y sus egresos terminan en e l fondo, gritan y se quejan y culpan a alguien.  Sencillamente no pueden manejar un presupuesto; no están acostumbradas a controlarse y disciplinarse así mismos.

Hemos hecho fácil el proceso para obtener dinero prestado o para conseguir crédito.  Se nos está amarrando a planes de pago que se vuelven casi imposibles de cumplir antes de que pasen los años.  Esta situación causa apuros que contribuyen a destruir matrimonios y nuestra salud.

Alguien dijo que en cada familia debe haber alguien que ahorre para los niños y esto, en sí mismo, es un principio muy importante. Si nos encontramos ante dos personas gastadoras, no hay presupuesto. O si encontramos a dos personas que solamente se dedican a ahorrar, también tenemos un problema, porque no hay signo de balance, de punto de equilibrio que es indispensable en una familia.  No deberíamos contar con nuestros ahorros como nuestra seguridad.

Confiamos en las inversiones, en amarrar las cosas porque las circunstancias nos empujan constantemente y tenemos que estar pendientes de lograr que el presupuesto cuadre.  No dejemos dinero efectivo improductivo por ahí, porque cuando tenemos dinero ocioso, no somos ahorradores; somos gastadores.  Sometámonos siempre a un poquito de presión, asegurémonos de disponer de suficiente flujo de caja para operar; pero a la vez, tengamos presente que este dinero no se vuelva una incontrolable caja menor.

BENEFICIOS

· El ahorro desarrolla una actitud de valor. Nuestros pensamientos se dirigen a preservar las cosas; a lograr que las cosas duren mas tiempo; a mantener la cosas reparadas y a sacar mayor kilometraje a las cosas que  ya poseemos.

· Evitar que desperdiciemos a causa de los afanes y las carreras y nos hace pensar sobre la calidad y el valor de los bienes, al punto que cambia nuestra manera de pensar: vamos, de qué puedo obtener a “Gracias por lo que tengo”.

· Somos consumidores, pero debemos serlo en porciones mesuradas. A esto se le llama consumo presupuestado. Si los tiempos son difíciles, debemos vivir con menos.  Si los tiempos son buenos, podemos incrementar los gatos.  Nunca debiéramos tratar de gastar más de lo que consumimos. Hay que tratar de mantener la equidad en todo lo que hacemos. La actitud hacia el ahorro elimina el desperdicio, por ejemplo ¿Cuando abre su nevera, lo primero que busca es lo que queda, o prepara algo nuevo si queda aún de la comida anterior?

INGREDIENTES

En las personas que tienen un carácter formado en el ahorro, hay elementos característicos:

· Se imponen severa disciplina y no compran por impulso.  Algunas personas mantienen que deberíamos echar a la basura las tarjetas de crédito, para evitar su uso.  Sin embargo, no está mal disponer de estas tarjetas.  Justamente para esto debemos ser personas disciplinadas.

· Invierten en propiedad raíz, en edificios y en otros negocios. Actúan sabiamente, ahorran y construyen para el futuro.  Planifican y gastan prudentemente. No se limitan a mantener una cuenta de ahorros. El efectivo debe ser invertido.

· Cuando las cosas se ponen difíciles, tales ahorradores sobrevivirán. Estos individuos se encuentran en paz consigo mismos, con sus tarjetas de crédito y con su banco.  Nuestros países deberían haber puesto en práctica el principio de gastar y ahorrar sabiamente para no encontrarnos con la plaga de las deudas.  La forma correcta trae paz a nuestras familias, nos alivia de la presión y la frustración y nos da buena vida. No únicamente a nosotros, sino a nuestros hijos y a nuestros nietos. Ellos nos agradecerán por haber sido un buen ejemplo.

· Entrenan a sus hijos en el área de los negocios, cómo hacerlos y cómo presupuestar. Trabajan con ellos hasta que hayan aprendido algo y estas acciones se vuelven su educación. Recibirán educación adicional, además como padres, se supone que debemos duplicarnos e implantar semillas en nuestros hijos y abrirles cuentas de ahorros a ellos. Consolidarles una herencia en lugar de gastarnos la nuestra, debemos materializar la herencia para pasársela a nuestros hijos.

Pasos a seguir:

No está mal pensar en lo que nos gustaría tener si estos pensamientos los controláramos con un conjunto de valores y nos hiciéramos las siguientes cuatro preguntas:

¿Es esto algo que necesito o se trata de algo que por el hecho de que me gusta, lo voy a comprar?  He aquí una razón por la cual los matrimonios se acaban.

¿Puedo permitirme este gasto?  Antes de comprar el producto debemos preguntarnos si podemos permitirnos el lujo.  ¿Está dentro de nuestro presupuesto?  ¿De qué presupuesto disponemos?  De modo que muy pronto pasamos a manejar el presupuesto.  Se trata de preguntas cruciales.
¿Por qué quiero este producto?  A veces, nos volvemos egoístas, queremos comprar algo que no tiene uso alguno para nosotros.  Si nos preguntamos por qué queremos tal objeto, descubriremos algo acerca de nosotros mismos que ni siquiera conocemos.  Descubriremos por qué hacemos ciertas cosas y darnos cuenta que estas cosas nos controlan.
¿Cuándo debiera tener en mis manos tal producto?  ¿Debemos esperar hasta el momento cuando tengamos el dinero?  ¿Lo queremos ya?  ¿Compramos el objeto y nos sometemos a la presión de la carencia de otras cosas?  ¿Qué hacemos?  La mayoría de las cosas que anhelamos las podemos obtener, si el proceso para obtenerlas es el correcto.  Pero si somos impulsivos e indisciplinados para formularnos la pregunta anterior y afrontarlas, entonces nos encontraremos fuera del punto de equilibrio y en líos.
Hemos desarrollado una sociedad egocéntrica con una actitud hacia los objetos desechables. Y hemos sido programados para pensar: “Si lo deseo, lo conseguiré porque me lo merezco.  Lo haré cargas ala cuenta y lo pagaré en cómodas cuotas mensuales”.  Así, pues, gastamos y gastamos y gastamos tratando de satisfacernos y ponernos al día con todos los demás.  Gastamos no solamente lo que tenemos, sino también lo que no tenemos.

Recuerde que la Aplicación correcta de los principios, los convierte en hábitos; a su vez, los hábitos correctos le añaden valor a su carácter. Todo lo que eleva el sentido moral, tiende a ser protegido, preservado y empleado para bien.
 

Reflexione  y responda:

¿Tiende usted a ser ahorrador o gastador?

¿Cuál ha sido el resultado en su vida según la respuesta anterior?

 

Auto-evaluación:

Vuelva a leer el principio ¿Qué tan bien aplica usted este principio en su vida?

Evalúese de 1 a 10 en moderación: (1) – (2) – (3) – (4) – (5) – (6) – (7) – (8) – (9) – (10)

¿Por qué se dio esta calificación?  ­­­________________________________________________________________________

¿Qué beneficios obtendría al subir su calificación?  ___________________________________________________________

¿Qué acción específica puede poner en práctica para probar los beneficios de este Principio?

________________________________________________________________________________________

Chequeo de la lectura diaria del principio:

L : (  )  M: (  ) M: (  ) J : (  )  V: (  )  S: (  )  D: (  )

Ponga un √  cuando lea y una X cuando no lo haga

 

El dinero es buen sirviente pero mal amo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *